¡Qué ganas tenía de escribir la reseña de este libro! Me ha parecido divertidísimo y me lo he pasado tan bien leyéndolo que quería contárselo al mundo :-D
Norman Huntley tiene una imaginación desbordante y una particular tendencia a fabular. En una visita a Irlanda, junto a un amigo, se inventa para pasar el rato a un peculiar personaje: la señorita Hargreaves. Una octogenaria, sobrina de un duque, poetisa, amante de la música que viaja siempre acompañada de un perro, una cacatúa y una bañera. Satisfecho de su creación, se quedará de piedra cuando vean aparecer a la señorita Hargreaves en persona en su ciudad, dando lugar a situaciones de lo más surrealistas.
Ya desde las primeras páginas intuyes que esta historia te va a conquistar, ante todo por lo maravillosamente que está narrada. Es una primera persona supera amena, como esa gente sabe contar tan bien las cosas metiendo algún comentario gracioso, dándole un poco de misterio, con ironía, con un punto de reflexión, con sentido del humor,... que te pasarías horas escuchándola. Pues así escribe Frank Baker, de un modo sencillo pero no descuidado, al contrario, que hace que sea una delicia leerle.
Además de que tiene una imaginación maravillosa (¡tanta como su protagonista!) porque por ejemplo el momento exacto en el que surge la invención de la señorita Hargreaves o la forma en la que descubre que algo está pasando es buenísimo. Aún ahora recordándolo me está entrando la risa floja XD
Y luego está la señorita Hargreaves que es absolutamente genial. Excéntrica, metomentodo, inteligente, original, desquiciante por momentos, con su frase-bandera "detesto ponerme pesada" como antesala para conseguir todo lo que quiere,... ¡Debería existir de verdad porque sería digna de conocer!
Aunque consiga complicar muy, mucho la vida a Norman porque nadie cree su versión, como es bastante lógico por otra parte ¿os imagináis que alguien os cuente algo semejante?, y se preguntan de dónde viene esa estrecha relación de amistad: su madre, su novia, sus compañeros en el coro,... todos quieren saber... y de paso le toman el pelo para su consiguiente desespero.
Y a medida que la señorita Hargreaves quiere ser más independiente y no se conforma con ser una simple creación, sino que comienza a tener vida propia; aumentan los problemas para Norman y mejor nos lo pasamos como lector porque su última ocurrencia siempre es más extravagante que la anterior dando lugar a momentos verdaderamente hilarantes.
Como cuando ella le está esperando en la catedral, donde el trabaja como organista, protagonizado por un atuendo muy especial o su huracanada llegada al hotel. ¡Grandioso!
Además nuestra señorita no es el único personaje estrambótico: el padre de Norman merecería un libro propio. Me encanta porque está en su mundo y le pregunten o le cuenten él siempre contesta o habla de otra cosa, de lo que verdaderamente le interesa. Así que con la señorita Hargreaves, que también va a lo suyo, se entiende a la perfección, aunque la llame de mil maneras diferentes salvo por su nombre correcto XD
Por otro lado, el autor también tiene tiempo para reflexionar sobre al creación literaria y lo hace a través de las dudas de Norman. Él quiere recuperar su vida y librarse de la señorita Hargreaves que le está volviendo loco por momentos, pero al mismo tiempo está orgullo de lo que ha creado y le gustaría gritarlo a los cuatro vientos. ¡No es para menos!
Así que no os puedo decir más que... ¡tenéis que leer este libro! Me ha parecido una absoluta gozada por como está relatado, por los personajes, por como todo se va desarrollando de un modo muy original y loco,... que hacen que sea una novela fantástica que os hará disfrutar y reír, que nunca viene nada mal.
Y no encuentro mejor manera para acabar esta reseña que con un poema de la propia señorita Hargreaves que dice mucho sobre ella misma y que me ha gustado especialmente:
Además de que tiene una imaginación maravillosa (¡tanta como su protagonista!) porque por ejemplo el momento exacto en el que surge la invención de la señorita Hargreaves o la forma en la que descubre que algo está pasando es buenísimo. Aún ahora recordándolo me está entrando la risa floja XD
Y luego está la señorita Hargreaves que es absolutamente genial. Excéntrica, metomentodo, inteligente, original, desquiciante por momentos, con su frase-bandera "detesto ponerme pesada" como antesala para conseguir todo lo que quiere,... ¡Debería existir de verdad porque sería digna de conocer!
Aunque consiga complicar muy, mucho la vida a Norman porque nadie cree su versión, como es bastante lógico por otra parte ¿os imagináis que alguien os cuente algo semejante?, y se preguntan de dónde viene esa estrecha relación de amistad: su madre, su novia, sus compañeros en el coro,... todos quieren saber... y de paso le toman el pelo para su consiguiente desespero.
Edouard Vuillard |
Como cuando ella le está esperando en la catedral, donde el trabaja como organista, protagonizado por un atuendo muy especial o su huracanada llegada al hotel. ¡Grandioso!
Además nuestra señorita no es el único personaje estrambótico: el padre de Norman merecería un libro propio. Me encanta porque está en su mundo y le pregunten o le cuenten él siempre contesta o habla de otra cosa, de lo que verdaderamente le interesa. Así que con la señorita Hargreaves, que también va a lo suyo, se entiende a la perfección, aunque la llame de mil maneras diferentes salvo por su nombre correcto XD
Por otro lado, el autor también tiene tiempo para reflexionar sobre al creación literaria y lo hace a través de las dudas de Norman. Él quiere recuperar su vida y librarse de la señorita Hargreaves que le está volviendo loco por momentos, pero al mismo tiempo está orgullo de lo que ha creado y le gustaría gritarlo a los cuatro vientos. ¡No es para menos!
Edouard Vuillard |
Y no encuentro mejor manera para acabar esta reseña que con un poema de la propia señorita Hargreaves que dice mucho sobre ella misma y que me ha gustado especialmente:
"Me siento a veces mero pensamiento,
vilano al aire, pluma al viento,
la invención de un maestro de escritura
que no aspiraba a demasiada altura
y sin embargo... y sin embargo...
vine y voy, me muevo, duermo, respiro
como y bebo, hablo, río, suspiro"