El mes pasado en el club Pickwick estábamos inmersos en La prima Bette de Balzac y como siempre me gusta combinar lecturas buscaba algo muy diferente. De pronto me acordé que Magrat siempre me recomendaba 1984 de Orwell y como me fío mucho de su criterio con él me puse.
¿Y qué deciros de esta novela? Me ha gustado muchísimo y al mismo tiempo me ha impacto e inquietado de igual manera. Tiene cantidad de lecturas e interpretaciones, pero quizás lo que ha sido para mí más revelador es la clarividencia con la que relata ciertas situaciones.
1984 nos sitúa en un mundo dividido en grandes bloques permanentemente en guerra. Londres pertenece en ese momento a Oceanía que está dominada por el Partido y su todopoderoso Gran Hermano que marca hasta las pautas más nimias de cómo debe comportarse la población. En su aparato de propaganda trabaja Winston, aparentemente un miembro como tantos otros, pero en su interior algo empieza a revelarse contra lo que parece una forma de vida inamovible.
Como veis Orwell situó la trama en un mundo ficticio, sin embargo lo cierto es que muchas de las cosas que cuentan van más allá de la invención y eso es lo que hace que sea un libro tan apasionante y perturbador. Por ejemplo, la uniformidad de todos los miembros del Partido sin nada que los distinga o que les pueda llevar a tener una personalidad propia. No son seres humanos individuales, son como un bloque.
Los sentimientos nos hacen vulnerables, pero esa vulnerabilidad es también de donde sacamos la fortaleza. Cuando quieres a alguien eres capaz de cualquier cosa por defenderle, hacerle feliz... En cambio si nada, ni nadie, te importa no luchas, te dejas llevar que es justamente lo que quieren. Esa deshumanización me hizo pensar mucho porque es un riesgo que corremos cuando cerramos los ojos a según que situaciones.
1984 nos sitúa en un mundo dividido en grandes bloques permanentemente en guerra. Londres pertenece en ese momento a Oceanía que está dominada por el Partido y su todopoderoso Gran Hermano que marca hasta las pautas más nimias de cómo debe comportarse la población. En su aparato de propaganda trabaja Winston, aparentemente un miembro como tantos otros, pero en su interior algo empieza a revelarse contra lo que parece una forma de vida inamovible.
Como veis Orwell situó la trama en un mundo ficticio, sin embargo lo cierto es que muchas de las cosas que cuentan van más allá de la invención y eso es lo que hace que sea un libro tan apasionante y perturbador. Por ejemplo, la uniformidad de todos los miembros del Partido sin nada que los distinga o que les pueda llevar a tener una personalidad propia. No son seres humanos individuales, son como un bloque.
"Nunca más podrás experimentar un sentimiento humano. Todo habrá muerto en tu interior, Nunca más serás capaz de amar, de amistad, de disfrutar de la vida, de reírte, de sentir curiosidad por algo, de tener valor, de ser un hombre íntegro... Estarás hueco. Te vaciaremos y rellenaremos de... nosotros".
Los sentimientos nos hacen vulnerables, pero esa vulnerabilidad es también de donde sacamos la fortaleza. Cuando quieres a alguien eres capaz de cualquier cosa por defenderle, hacerle feliz... En cambio si nada, ni nadie, te importa no luchas, te dejas llevar que es justamente lo que quieren. Esa deshumanización me hizo pensar mucho porque es un riesgo que corremos cuando cerramos los ojos a según que situaciones.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el concepto de neolengua, un idioma nuevo que el Partido impondrá y que se basa fundamentalmente en la destrucción de muchas de las palabras ya existentes, sustituidas por otras vacías de todo matiz y expresión de emoción.
Si pensamos por medio del lenguaje, es nuestro apoyo, será imposible hacerlo en algo cuyo concepto ya no existe, por lo tanto el pensamiento también será aniquilado. Una vez más control y esta vez por medio de la ignorancia y la manipulación del lenguaje.
Imaginaos. Ahí donde está la fuente de conocimiento que nos da la posibilidad de reflexionar, de plantearnos cosas nuevas, de sentir....
Son tantas y tantas cosas las que tiene este libro que podría hacer una reseña casi interminable. La policía del pensamiento, los emblemas del Partido, el reescribir una y otra vez la historia para siempre ponerla de nuestro lado sin importar los engaños, el doblepensar que lleva a afirmar una cosa y la contraria creyendo firmemente en cada ocasión que es la verdadera, los proles... Si no lo habéis hecho ya tenéis que leer este libro porque cada uno descubrirá algo que le tocará especialmente.
Es además una novela muy entretenida. Hay pasajes que son más densos de leer, es cierto, pero pueden ser veinte páginas del total y que también son necesarios para entender muchas cosas. Pero nunca baja el ritmo y que hace que vivas con el personaje todas sus sensaciones: agobio, angustia, liberación... Para llegar a un final muy bien desarrollado.
En un momento dado Winston deja un mensaje esperanzador para quien pueda leerlo. Me ha hecho pensar y no sé si hoy por hoy cumplimos todos los requisitos...
Si pensamos por medio del lenguaje, es nuestro apoyo, será imposible hacerlo en algo cuyo concepto ya no existe, por lo tanto el pensamiento también será aniquilado. Una vez más control y esta vez por medio de la ignorancia y la manipulación del lenguaje.
"Toda la literatura del pasado habrá sido habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron... solo existirán en versiones neolingüísticas, no solo trasformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran".
Imaginaos. Ahí donde está la fuente de conocimiento que nos da la posibilidad de reflexionar, de plantearnos cosas nuevas, de sentir....
Son tantas y tantas cosas las que tiene este libro que podría hacer una reseña casi interminable. La policía del pensamiento, los emblemas del Partido, el reescribir una y otra vez la historia para siempre ponerla de nuestro lado sin importar los engaños, el doblepensar que lleva a afirmar una cosa y la contraria creyendo firmemente en cada ocasión que es la verdadera, los proles... Si no lo habéis hecho ya tenéis que leer este libro porque cada uno descubrirá algo que le tocará especialmente.
Es además una novela muy entretenida. Hay pasajes que son más densos de leer, es cierto, pero pueden ser veinte páginas del total y que también son necesarios para entender muchas cosas. Pero nunca baja el ritmo y que hace que vivas con el personaje todas sus sensaciones: agobio, angustia, liberación... Para llegar a un final muy bien desarrollado.
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"Para el futuro o para el pasado, para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios... Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho:
Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano , la época del 'doblepensar'... ¡muchas felicidades!"